domingo, 16 de noviembre de 2008

El espacio del que fatalmente tengo que hacerme cargo

qué hago con la entrepierna intocable qué hago con el movimiento cilíndrico de mis dedos qué hago con la nausea qué hago con la circularidad irregular del seno qué hago con la heroína qué hago con la delicada apertura del ano qué hago con la deformidad de mis genitales que oculto hasta de mí mismo qué hago con el latido incansable del corazón qué hago con la sangre derramada por mi patria qué hago con la depilación del cuero cabelludo para ocultar el envejecimiento qué hago con el movimiento rítmico de mis manos al caminar distendido como si llevara el cuerpo muerto qué hago con el temor de mi cuerpo a la picana qué hago con la morfina que atraviesa la epidermis infectada qué hago con la mierda que el cuerpo expulsa qué hago con la luz de la aurora en mi boca qué hago con el movimiento amanerado de mis manos qué hago con la ampolla que se regenera incansable qué hago con el temor inconsciente a la castración qué hago con la incomodidad del músculo coccígeo qué hago con los componentes grasos de la aureola que rodea la tetilla qué hago con la diarrea que ocasiona el diazepán qué hago con la prótesis de mandíbula qué hago con la cola del epidídimo tan dolorosa qué hago con mi estómago intoxicado qué hago con mi boca en una fecha patria qué hago con el temor a perder la dentadura qué hago con las formas incontables de representación de mi cuerpo qué hago con la posibilidad al pataleo qué hago con la dilatación imperceptible del músculo ocular intocable qué hago con cada hueso diminuto de las falanges qué hago con la horizontalidad de mi cuerpo en una intervención quirúrgica qué hago con los secretos que mi cuerpo revela involuntariamente qué hago con el desarrollo de la aponeurosis en el oblicuo externo del abdomen qué hago con los procesos de degeneración como el endurecimiento de los vasos sanguíneos o reducción de la flexibilidad de los tejidos qué hago con el semen derramado que no alcanza el óvulo fértil qué hago con la depilación de mi bello púdico en la adultez qué hago con la vergüenza de mi cuerpo desnudo ante mis padres qué hago con la cicatriz regenerándose en la zona en la que la sien se une con el párpado qué hago con el nombre de mi madre tatuado en el pecho y que toca una y otra tetilla qué hago con la sexualidad pervertida qué hago con un grito qué hago con la saliva qué hago con el delicado pestaneo de mis párpados trémulos que hago con las represiones inconscientes que afloran en mis sueños tan irreales e ilógicos qué hago con el sueño qué hago con la relajación de los músculos faciales que produce el coito qué hago con la infección ocular tan temible qué hago con el cáncer qué hago con el temblor que ocasiona la pronunciación de mi nombre que hago con la penicilina que hago con la dilatación del músculo ocular que se expande como la delicada apertura de un ala que hago con mi dentadura infectada que hago con la repentina erección indisimulable ante un cuerpo ni móvil ni estático qué hago con apertura imperceptible de mi párpado trémulo qué hago con mi cuerpo disfrazado de cabra qué hago con la pornografía qué hago con la fenilpropanolamina que hago con la proyección de la silueta de mi cuerpo en la arena durante un ocaso que hago con la cocaína que hago con la putrefacción de mi pies muerta qué hago con los restos de uñas cortadas que durarán más allá de mi carne qué hago con las zonas de mi cuerpo ocultas hasta de mí mismo qué hago con la certeza del destino fatal y finito de mi cuerpo qué hago con la idea de la cremación o la putrefacción qué hago con la certeza de que la ropa conservará la forma de mi cuerpo y durará más allá de lo que mi cuerpo dure


(INTERROGACIONES EN TORNO A UN CONCEPTO DE MARTIN HEIDEGGER)

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